Historia del descubrimiento
A principios del siglo XX (28 de junio de 1900) William Garner Sutherland alumno directo de Andrew Taylor Still, fundador de la Osteopatía, obtiene el diploma cómo osteópata. Mientras cursaba el último año de formación como osteópata, estaba examinando un juego de huesos pertenecientes a un cráneo humano en el laboratorio de la universidad y, examinando las suturas biseladas de un esfenoides y un hueso temporal,le vino una idea a la cabeza; estas parecían las agallas de un pez y pensó que estaban diseñadas para realizar un movimiento respiratorio, así que con la intuición, dedicación y trabajo de un verdadero experimentador científico, se embarcó en un profundo estudio de investigación, empezó sus experimentos tratando de averiguar si, realmente, los huesos del cráneo tenían capacidad de moverse. (Kern M. 2002, Upledger J. 2014 p. 27)
Hipótesis de su investigación:
Si este movimiento existía, por consiguiente este movimiento podría ser impedido y el objetivo era ver qué pasaba si estos eran impedidos como se liberaba la fuerza que impedía el movimiento. Evaluando los efectos en el organismo, es decir la repercusión que se obtendría a nivel fisiológico por la restricción de estos movimientos en el cuerpo.
Empezó sus experimentos consigo mismo, creando una casco hecho de vendas de lino y tiras de cuero que podían apretarse por todas partes, para así poder impedir cualquier movimiento craneal que quisiese investigar, en las limitaciones del supuesto movimiento; según los huesos que bloqueaba se encontró con una evidencia que sorprendentemente no había esperado y es que sufría una sintomatología u otra en su organismo dependiendo de los huesos a los que suponía les había restringido el movimiento, experimentó dolores de cabeza, molestias digestivas, tensión craneal, malestar general, desorientación…dependiendo del lugar donde tensionaba podía incluso sentir un gran alivio…tras esos resultados no le cupo la menor duda, y se dedicó los 50 años restantes de su vida a explorar el significado de ese movimiento.(Kern M. 2002, Upledger 2014, GilchristR. 2008).
En definitiva, reveló la importante relación entre las dinámicas craneosacrales y las funciones del resto del cuerpo. Descubrió, al observar también que impedir el movimiento de los huesos craneales genera dificultades cognitivas y emocionales. (Gilchrist R. 2008:pag 24)
En la década de los años 40, la primera escuela osteopática de los Estados Unidos empezó a ofrecer un curso de postgrado llamado “Osteopatía en el campo craneal”. Bajo la tutela del Dr. Sutherland, se formaron profesores como los Dres. Viola Frymann, Edna Lay, Howard Lippincott, Anne Walles, Chester Handy, Rollin Becker…
Años más tarde, el Dr. John Upledger médico cirujano, realizando una intervención a un paciente al que se le había encontrado una placa de calcio en la duramadre (la cara externa de la membrana meníngea que cubre la médula espinal), estaba intentando coger la médula espinal con los dedos, para que el neurocirujano con el que estaba trabajando pudiese realizar el corte sin dañar ninguna estructura, advirtió con asombro el movimiento de bombeo de la médula espinal, como esta se dilataba y se contraía y además subía y bajaba; observaron que se movía de forma lenta y rítmica y aunque eso dificultó el trabajo, finalmente lo resolvieron sin ningún error. Todo el equipo quedó impresionado, pues nunca antes habían oído ni leído nada acerca de este ritmo. (Upledger J. 2014:pag. 18)
El Dr. John Upldeger se dio cuenta que este ritmo no sincronizaba ni con el ritmo cardíaco ni con el respiratorio. El paciente mejoró, y el Dr. J. Upledger decidió encontrar respuestas a todas sus dudas, ya que en su formación académica había estudiado que los huesos del cráneo eran estáticos y la médula también inmóvil y estática. Se dio cuenta que algo fallaba y a partir de aquí se puso a investigar todos los mecanismos de relación entre los huesos del cráneo, membranas exocraneales, membranas indocraneales y el sistema de la médula espinal hasta llegar a las cisternas lumbares, a este sistema él lo llamó “La bomba hidráulica de preostáto, en campo semi-cerrado”
Asistió a un seminario intensivo de osteopatía craneal, y aprendió cómo los osteópatas manipulaban los huesos craneales para solucionar problemas. Estudió osteopatía y se dedicó el resto de su vida a la práctica y la enseñanza a la que propuso el nombre “TERAPIA CRANEOSACRAL” Asimismo dirigió un equipo multidisciplinar en los años 70 en la Universidad de Míchigan, formado por médicos, bioquímicos, físicos, fisioterapeutas, osteópatas, ingenieros electrónicos, etc. Que durante 5 años estudiaron con simios y cráneos frescos, ayudados por sofisticados equipos que incluían antenas emisoras y rádares, comprobaron y documentaron el fenómeno del movimiento respiratorio craneosacral en el cuerpo (Kern 2002; Upledger 2014).
En definitiva, se comprobó que este ritmo Cráneo-sacrál es el resultado de:
- La producción del líquido cefalorraquídeo(LCR) dentro del cráneo, su distribución a lo largo de todo el canal medular y la reabsorción de nuevo dentro del cráneo.
- Todo este mecanismo está dirigido por el movimiento de la sínfisis esfeno-basilar que abre y cierra el ángulo articular, en flexión y extensión(Upledger J.2014)
Es un mecanismo mediante el cual el cráneo tiene un movimiento que transmite por el canal medular hasta el sacro, y a través del sistema fascial llegando a todo el organismo, de manera que aunque estemos en reposo, todo nuestro organismo está en un movimiento fisiológico continuo.se comprobó que este movimiento al que llamaron Movimiento Respiratorio Primario (M.R.P.) tiene una frecuencia entre 8 y 14 ciclos/minuto.(Upledger J. p. 22, Sills F. p. 26, Gilchrist R. p. 97)